Inteligencia emocional y Stephen Covey (1932-2012), un legado infinito para el desarrollo personal y relacional

La obra más conocida de Stephen Covey es «Los siete hábitos de la gente altamente efectiva» un bestseller mundial que vio la luz en 1989. Desde su publicación inicial, se han vendido más de 15 millones de copias en treinta idiomas.

El libro lista una serie de principios de acción, que, una vez establecidos como hábitos, ayudarán al lector a alcanzar un alto nivel de efectividad en los aspectos relevantes de su vida. Covey argumenta que dichos hábitos están basados en principios de carácter ético, que —a diferencia de los valores—, son atemporales y universales.

PARADIGMAS Y PRINCIPIOS

Covey parte de la premisa de que lo primero que hay que trabajar son los paradigmas y los principios con los que regimos nuestras vidas profesionales y personales. Si cambiamos la forma en que percibimos e interpretamos la realidad, es decir nuestros paradigmas, podremos cambiar más fácilmente nuestros comportamientos y por consiguiente desarrollar hábitos que nos permitan ser más efectivos.

Según Covey el desarrollo personal transcurre en tres fases y además de forma secuencial. La primera fase se llama la victoria privada, la segunda es la victoria pública, y por último el 7º hábito tiene que ver con seguir desarrollando y mejorando los hábitos.

VICTORIA PRIVADA

Las metas personales a seguir en el futuro, en el corto y largo plazo. Muy importante en este apartado es la definición de la misión personal, para lo cual Covey provee ejemplos y herramientas de trabajo.

Hábito 1: Ser proactivo. La proactividad nos da la libertad para poder decidir nuestra respuesta a los estímulos del medio ambiente y lo que sucede en nuestro entorno. Nos faculta para responder («respons-abilidad» como la capacidad de responder de la mejor manera) de acuerdo con nuestros principios y valores. Ésta es la cualidad esencial que nos distingue a los humanos de los demás miembros del reino animal. En esencia, es lo que nos hace humanos y nos permite afirmar que somos los arquitectos de nuestro propio destino. Para ver el abantianBIT relacionado a este hábito puedes hacer click aquí.

Hábito 2: Comenzar con un fin en mente. Comenzar con un fin en mente hace posible que nuestra vida tenga razón de ser, pues la creación de una visión de lo que queremos lograr permite que nuestras acciones estén dirigidas a lo que verdaderamente es significativo en nuestras vidas. Después de todo, para una embarcación sin destino cualquier viento es bueno. Para ver el abantianBIT relacionado a este hábito puedes hacer click aquí.

Hábito 3: Poner primero lo primero. Como corolario del proceso de victoria privada, después de adoptar el hábito de la proactividad que permitirá asumir responsabilidad, y habiendo definido el fin que se desea alcanzar, es esencial saber cuál es el siguiente paso. El hábito de «Poner primero lo primero» trata sobre eso. Se sugieren herramientas y métodos de priorización. Para desarrollar el hábito Covey incide en distinguir las tareas más o menos importantes y las más o menos urgentes. A menudo las personas tendemos a atender las cuestiones urgentes, dejando de lado y postergando eternamente las cuestiones poco urgentes pero importantes. Para ver el abantianBIT relacionado a este hábito puedes hacer click aquí.
VICTORIA PÚBLICA

La victoria pública está relacionada con la transición de la independencia hacia el ganar/ganar. En las actividades en las que toca al individuo relacionarse con otras personas, puede pensar de cuatro maneras: perder/perder (no me importa perder, si tú pierdes), perder/ganar (perderé aunque tu ganes) y sus correspondientes ganar/perder (te haré perder), y ganar ganar (podemos hacer algo en que ambos salgamos beneficiados). El término sinergia significa que el todo es mayor que la suma de las partes.

Hábito 4: Pensar en ganar – ganar (beneficio mutuo). Este hábito os permite desarrollar una mentalidad de abundancia material y espiritual, pues nos cuestiona la premisa de que la vida es un «juego de suma cero» donde para que alguien gane, alguien tiene que perder. Cuando establecemos el balance entre nuestros objetivos y los objetivos de los demás podemos lograr el bien común. Cuando nuestra determinación se balancea con la consideración para con los demás, estamos sentando las bases para la convivencia y la equidad entre los seres humanos. (abantianBIT en desarrollo a publicar próximamente).

Hábito 5: Buscar primero comprender y luego ser comprendido. Es la esencia del respeto a los demás. La necesidad que tenemos de ser entendidos es uno de los sentimientos más intensos de todos los seres humanos. Este hábito es la clave de las relaciones humanas efectivas y facilita llegar a acuerdos de tipo ganar – ganar. (abantianBIT en desarrollo a publicar próximamente).

Hábito 6: Sinergizar. Es el resultado de cultivar la habilidad y la actitud de valorar la diversidad. La síntesis de ideas divergentes produce ideas mejores y superiores a las ideas individuales. El logro de trabajo en equipo y la innovación son el resultado de este hábito. Ademas es el resultado de mejorar la habilidad de cultivar la diversidad. (abantianBIT en desarrollo a publicar próximamente).

RENOVACIÓN

Hábito 7: Afilar la sierra. Es lo que nos permite establecer un balance entre todas las dimensiones de nuestro ser, a fin de ser efectivos en los diferentes papeles (roles) que desempeñamos en nuestras vidas. Afilar la sierra es un proceso diario de renovación de las cuatro dimensiones de nuestra naturaleza: física, mental, espiritual y social/emocional. (abantianBIT en desarrollo a publicar próximamente).

OCTAVO HÁBITO

Siguiendo el éxito de «Los siete hábitos de la gente altamente efectiva» Stephen Covey publicó en el 2004 el libro titulado «El 8º hábito». El octavo hábito trata básicamente de cómo hacemos para influir y transmitir los 7 hábitos a terceros.

El octavo hábito supone escuchar nuestra propia “voz interna” y enseñar a los demás a identificar la suya propia. Se trata de enseñarle a los demás el arte de sacarle provecho a lo que es propio de cada individuo; de modo que cada persona se vuelva indispensable en la organización en virtud de sus capacidades irrepetibles.